Cuidados del afectado por discapacidad

Cuando la persona afectada es física y psíquicamente incapaz de asearse, vestirse o llegar al baño por sí misma. 

Intenta mantener la calma y transmitir tranquilidad

Casi todo dependerá del grado de afectación física y psíquica que tenga la persona afectada. Es posible que la persona atendida casi no llegue a ser consciente de que sufre incontinencia. Si se trata de un estado mental como la demencia, la persona puede llegar a ser más consciente del problema y sentirse afligido al verse invadida su intimidad a la hora de recibir cuidados. En cualquier caso, para desdramatizar la situación ayuda que el aseo se realice con calma, rapidez y respetando la intimidad de la persona atendida.

Ofrecer una buena protección

Con el uso de la protección adecuada, la orina se absorberá y las heces y el olor quedarán retenidos. De este modo, se protegerá la ropa y la cama de la persona atendida, así como su ambiente e intimidad. Esta protección se ofrece en una variedad de tamaños y niveles de absorción para hombres y mujeres. La protección que se adapta como la ropa interior normal se considera más adecuada para las personas que pueden ponerse de pie durante el cambio, pero si es necesario cambiar a la persona tumbada, existen productos que facilitan esta tarea. Los elásticos con cinturón se han diseñado específicamente para que el cambio en cama resulte más rápido y menos cansado para la espalda del cuidador. Visita el Pabellón de productos para obtener más información sobre los productos para el cuidado de la incontinencia.

Lograr un ambiente adecuado para ambos

Este aspecto variará en función de la necesidad física. Si ayudas a la persona a ir al baño con la ayuda de una silla de ruedas o un andador, asegúrate de que no haya obstáculos en el camino. Es preferible utilizar ropa fácil de quitar como, por ejemplo, faldas amplias y pantalones de cintura elástica. Utiliza una papelera con tapa en el baño o la habitación para desechar los productos de protección usados.

Cambios e higiene

Asegúrate de que todo lo necesario esté al alcance en el baño. Si la persona puede ponerse de pie con ayuda, los productos de ropa interior que se quitan rompiendo los laterales facilitan el cambio y aseguran la limpieza. Si el cambio se realiza con la persona tumbada, existen productos que también facilitan la tarea. Los elásticos con cinturón se han diseñado específicamente para que el cambio en cama resulte más rápido y menos cansado para la espalda del cuidador. Visita el Pabellón de productos para obtener más información sobre los productos para el cuidado de la incontinencia.

Cuidado de la piel

La orina puede irritar la piel, que en el caso de los más mayores es especialmente sensible. Los productos protectores de gran absorción que evitan el contacto de la orina con la piel, incluso si la persona está sentada o acostada durante mucho tiempo, ayudarán a reducir el riesgo de irritación. Si te preocupa este tema, en nuestro Pabellón de productos podrás encontrar una protección diseñada para reducir el riesgo de irritaciones de la piel.

Beber líquido

Se tiende a pensar que beber menos líquido mejorará la situación, pero en realidad la orina será más concentrada, lo que agravará el problema de la vejiga y hará que se tenga que orinar con más frecuencia. Intenta que la persona atendida beba lo que acostumbre normalmente. Con esto bastará para que la orina sea normal y de un color claro, semitransparente. Por otra parte, si se bebe demasiado aumentará la urgencia de ir al baño; intenta mantener un equilibrio saludable en este aspecto.

Algunas bebidas pueden tener un efecto diurético

Obviamente no se pretende prohibir nada agradable, pero se debe tener en cuenta que la cafeína, el alcohol y las bebidas refrescantes son diuréticos y harán que sea necesario ir al baño más a menudo.

Establecer una rutina para ambos

Las personas con problemas psíquicos tienden a sentirse mucho más seguras con una rutina establecida. La ansiedad disminuirá si se acostumbra a las rutinas de los cambios en cuanto al momento de realizarlos, la forma de hacerlos e incluso las palabras dichas durante los cambios. Intenta establecer un modelo fijo para que la persona afectada pueda saber con antelación cuándo se producirá el cambio y otro tipo de actividades como comidas, descansos o ver la televisión.  Asimismo, como cuidador también debes dedicarte tu tiempo, turnándote en ocasiones con otro cuidador o familiar que también deben respetar la rutina establecida.

Pide ayuda a organizaciones locales o instituciones benéficas

Es posible que en tu zona encuentres centros de día para adultos u organizaciones de asistencia médica. Si es así, podrás tomarte un respiro durante algunas horas y dejar en buenas manos a la persona que cuides. Muchas de estas organizaciones ofrecen servicio de transporte y puede que incluso un servicio de comidas a domicilio para las personas que no puedan salir de casa.

Asociación de discapacitados físicos, psíquicos y sensoriales

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